La alegría de ser cristianos comprometidos
Una aproximación a la primitiva comunidad de Tesalónica
DOI:
https://doi.org/10.53111/estagus.v49i3.168Palabras clave:
La alegría del Evangelio, Cristianos comprometidos, Comunidad de Tesalónica, San PabloResumen
La preciosa carta Primera Tesalonicenses constituye el primer escrito cristiano del que tenemos noticia cierta. Con muy buenas razones podemos denominarla como la «carta de la alegría propia del ser cristiano comprometido». En verdad constituye todo un canto de gozo a la actuación de Dios manifestada de muy diversas formas en una de las más primitivas comunidades en territorio europeo. Esto nos lleva a una reflexión muy pertinente: Desde sus inicios el cristianismo ha estado unido esencialmente a la alegría y al compromiso creyente. Tiene toda la razón el Papa Francisco, cuando comienza su Exhortación Apostólica con estas atinadas palabras: «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Cristo». Sí, llenó el corazón y la vida de Pablo y de los tesalonicenses y hoy puede llenar también nuestro corazón y nuestra propia vida, tan necesitada de entusiasmo interior y de testimonio convincente ante el mundo.
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