Cómo debe ser el lenguaje de nuestras homilías
DOI:
https://doi.org/10.53111/estagus.v57i1.1051Palabras clave:
Homilía, Comunicación, Lenguaje, Lenguaje no verbal, VocabularioResumen
Una de las formas de evangelización que tiene la Iglesia es a través de la predicación clerical. Cada vez que el presbítero sube al púlpito pretende convertir a los fieles, facilitando el diálogo de Dios con su pueblo. Para ello construye su homilía de una determinada forma y manera. Y la elección que haga del lenguaje, de los medios con los que construya la homilía no es indiferente. El presente artículo recala sobre la importancia y las posibilidades que este instrumento comunicativo tiene para hacer llegar el mensaje de manera eficaz a quien va dirigido. Para que una homilía sea eficaz no hace falta solo que esté bien construida y atienda a su fin principal, sino que es necesario que se exprese en un lenguaje asequible y cercano a quienes le van a escuchar. Sin este requisito indispensable, todos los esfuerzos quedarán en balde. Por ello aquí nos queremos adentrar en las posibilidades del lenguaje oral, del no verbal y de la utilización de las imágenes en la predicación. Existen gran cantidad de recursos retóricos que el presbítero tiene a su disposición y que es preciso que sepa y quiera usar en el momento adecuado.
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